DAGUERROTIPO EN MÉXICO
Hacia 1850, compitiendo con los pintores de retratos al óleo, existieron en la ciudad diversos talleres de daguerrotipos, éstos se ubicaban preferentemente en las principales calles comerciales debiendo ser su clientela de lo más pintoresca en cuanto a los tipos sociales retratados. Uno de los primeros en ofrecer los servicios de fotografía en daguerrotipo era el instalado en el cuarto núm. 46 del hotel de la Gran Sociedad, mismo que garantizaba un retrato superior “a cuantos se hacen en esta ciudad con respecto al estilo, colorido y exactitud”(El Siglo Diez y Nueve, noviembre de 1848; microfilm, Hemeroteca Nacional, UNAM). Dado que este taller estaba instalado en un lujoso Hotel e intentando imaginar quienes posaron para el daguerrotipista, discurro que alguno de sus clientes debió haber sido un ranchero de paso por la ciudad, el atavío de este tipo de personajes consistía en: “camisa blanca con alforjas o bordados, pantalón amplio de dril o de algodón de diversos colores, sujeto arriba de las caderas por un vistoso cinturón de seda..., sombrero de fieltro de ala ancha y una especie de capa colocada sobre los hombros,... (con calzoneras)... de pantalón abierto desde arriba de la rodilla a modo de que, a través de esa abertura, se vea parte del calzoncillo blanco”, (México hacia 1850, Carl Christian Sartorius). Aunque ya en 1868 don Guillermo Prieto (Actualidades de la Semana) consideró que “los vestidos de charro... no son de lo más conducentes en las ciudades, y que un chico con calzoneras y espada o pistolas en un paseo, se expone a que digan: ¡lástima que cuando los franceses no hubiera muchos de éstos por allá en casa!”. Otro negocio dedicado a la elaboración de daguerrotipos estuvo en la calle de Plateros núm. 1, abriendo “a los aficionados tanto por la fotografía como por la pintura”, de 8 de la mañana a 5 de la tarde, ofreciendo “Retratos, reproducciones y lecciones de fotografía... (y) toda clase de efectos referentes”; (Diario de Avisos, enero de 1857). Por estar ubicado en tan céntrica calle, su clientela seguramente se conformó por aquellos que “no usan la indumentaria típica nacional, sino que habitualmente visten a la europea”, siempre con camisa impecablemente blanca, y una “capa española con guarniciones”, (Carl Christian Sartorius). Localizado en la importante calle comercial del Puente del Espíritu Santo núm. 8 se encontraba la “Galería de Retratos al Daguerrotipo” de Mr. Halsey (Diario de Avisos, enero de 1857), quien garantizaba que sus retratos eran: “más perfectos y superiores... (porque)... los demás establecimientos de esta naturaleza en México, trabajan en la azotea, y habiendo un calor excesivo y siendo tan fuerte la luz y el resplandor... (se)... destruye completamente la expresión natural de la fisonomía y los ojos pierden enteramente su brillo”; este inconveniente traía consigo una “falta absoluta de expresión en los ojos, y ... de animación en la fisonomía”
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DAGUERROTIPO DEL CABALLITO DE TOLSÁ EN SAN IDELFONSO |
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